Conectar, Conexión, Intento, Ser · Miedos, Desafíos, Retos · Silencio, Conexión, Transformación · Técnica metamórfica

El Disimulo

Hola, ya estoy aquí de nuevo. ¿Cómo te ha ido? Has descubierto algún plan, trabajo, proyecto, deseo nuevo que te gustaría realizar?

Seguro que sí y por muy insignificante que creas que es, no olvides, tiene importancia. Y ¿sabes por qué? Porque sale de ti, es tuyo, te pertenece, así que escúchate, déjale salir y lánzate a observarlo con mucho cariño, darle su espacio y a ver qué pasa.

Acuérdate, no todo se ha de llevar a cabo de inmediato, a veces nunca se realiza, pero comenzar a considerar, mimar y amar lo que sale de ti es un gran avance e incluso muy divertido. Se nos olvida que podemos ser mucho más entretenidas que la TV y que nos lo podemos pasar con nosotras mismas muy bien, y si luego lo compartimos, ni te cuento, a qué si?

Si no ha «nacido» todavía, no te desanimes, vive la espera con esperanza ya que vendrá, seguro.  Eso sí, pero le preparas el espacio, eh?

Por mi parte este mes he seguido con la tónica de aparcar las redes sociales, apagar la TV y sólo atender el móvil.

¿Cómo te lo diría? Pero cuando dejas de estar pendiente todo el rato del «mundo exterior», y buscas centrarte en tu mundo interior,  es cuando pueden aparecer opiniones, ideas, proyectos propios, personales porque les das su  espacio.  Es por esto que te animo a que te lances, te sugiero que entres en la «Fase semicaracol*«,  se necesita utilizar esta estrategia, hay una saturación de ruido, un exceso de información, inputs constantes que sacan del centro, el cual cuesta recuperar.

Hoy, además, quiero comentarte algo también muy personal y al mismo tiempo muy común, seguro que te ha pasado o te está pasando.

Fue quizá un exceso de espontaneidad, unas ganas tremendas de compartir, una pasión y una energía desbordante que no sabía canalizar, lo que me llevó a «hablar demasiado«, a «meter la pata«, a montarla parda, vaya. Lejos de mi intención, que era el compartir mi entusiasmo o mis miedos o mi vulnerabilidad o mis dudas, pues, a veces, ofendía o incomodaba al personal y, claro padecía unas reacciones y consecuencias que, no sólo no entendía, sino que me hacían daño. Así, de esta manera, fui creando un mecanismo valiosísimo de defensa llamado «el disimulo» o en lenguaje familiar, «hacerme la sorda«; es decir, no respondía, o  permanecía callada o hablaba sin decir nada, pero tampoco escuchaba, me «iba a mi mundo», desconectaba.

Pasó un tiempo que me daba vergüenza o miedo o pereza decir  abiertamente lo que pensaba, sentía, me gustaría hacer, qué era lo que realmente me hacía feliz y me interesaba. Era una manera de sentirme protegida de los comentarios, de las risas o, incluso de algunos ataques verbales que iban mucho más lejos del hecho en sí, pero esa misma protección, sin yo saberlo, la tenía hacia mi, también. Me protegía de mí misma. Curioso, ¿verdad? Pero, ¿a que te resuena?

Me resultaba agotador, me generaba un sentimiento de culpa el «no ser» como tocaba, aquello que llaman ser «políticamente incorrecta» y me hacía vivir en una gran contradicción conmigo misma. Me sentía fatal. Poco a poco gracias a personas que habían pasado por lo mismo, no hay que olvidar que a todo el mundo no le pasa, y no pasa nada, pero a los que nos pasa, lo pasamos fatal, fui aprendiendo a aceptar «esa parte» de mí con naturalidad, con cariño, incluso con mucha ternura hacia mí. Que sepas que es imprescindible.

Aceptarme primero para luego poder aceptar al otro, para sentirme bien conmigo misma y con el entorno. Aprendí a decir adiós desde el cariño y agradecimiento a muchas cosas y a gente.  Fui aprendiendo a manejar toda mi emocionalidad sin miedo. Lo primero, aprender a callar para escuchar. ¿Pero cómo callar, si no decía o contaba nada? ¿Escuchar? Con lo bien que me salía «hacerme la sorda»?

Aquí está la magia, aquí está lo divertido, el gozo de vivir, descubrir como tus propias trampas, una vez conocidas y aceptadas, se trasforman en valiosos recursos y te sirven para crecer, para evolucionar, para ser feliz.

Entonces, igual que me desconectaba y me iba a la luna, poco a poco fui desconectando mi diálogo mental, las conversaciones interminables conmigo misma, el darle vueltas y no sacar nada en limpio, es decir, me enseñaron a  salir o cortar el «bucle» que era agotador.

Te lo comento y lo comparto porque seguro que a ti te ha pasado o te está pasando algo parecido con algún deseo, opinión, sueño,  que tienes muy íntimos, muy personales y que decirlos, compartirlos te causa una especie de temor y te dices que no tiene demasiada importancia, que para qué vas a decir o hacer eso ahora, y acabas convenciéndote con un total, da igual. Pero sigues dándole vueltas, porque, a pesar de que lo aparques, vuelve, insiste en ser escuchado, en salir a la luz.   Y, sin embargo, es muy importante escuchar, compartir para materializar opiniones, ideas, sueños, deseos con otros, ¿no te parece?

Seguro que te ha pasado infinidad de veces que has escuchado a alguien atreverse a decir algo, a realizar algo y te has sentido totalmente identificada, y te dices a ti misma yo quiero ser así, quiero poder hacer eso o aquello, tranquila, con naturalidad, ¡por favor!

¿Sabes qué pasa? que son palabras o acciones que salen de un deseo interno, una vez escuchado, aceptado, amado y que detrás hay un Voluntad que las ampara, un Silencio que guía y dirige.

Desde aquí quiero agradecer a todas las personas que a lo largo de mi vida me han abierto caminos, posibilidades, que me ayudaron a salir de ideas preconcebidas, que me hicieron dudar, reflexionar, que me movieron de mi zona de confort, aunque a veces no «me gustaba» lo que me decían y otras, en cambio, salía encantada. Da igual, el caso es que movida por el agradecimiento y envuelta y arropada de amor, fui aprendiendo a «no disimular«, ante los demás, pero sobre todo, ante mí misma. Aprendí a escuchar y a escucharme, dejé de «hacerme la sorda» como me decía mi madre. ¡Huy, como me acuerdo de ella!

Ahora, busco el Silencio, me sumerjo en él y lo escucho para poder vivir en este mundo sin que me arrastre la emocionalidad como en una noria, como me decía una amiga, que sube y baja y si no te apeas acabas mareada.

¿A que te están entrando ganas de comenzar o de continuar?

* Hablo de la Estrategia del Caracol en un post anterior, es una estrategia muy recomendable.

 

Anuncio publicitario
Alimentación, nutrición, desintoxicación · Sanación · Técnica metamórfica

¿Qué tal comes?

Processed with MOLDIV
Processed with MOLDIV

Hola, ¿cómo estás? Espero que muy bien. Hoy  quiero compartir contigo algo a lo que doy mucha importancia. Soy una más  de las que necesita cuidarse y, por tanto, elijo cuidarme. Quiero sentirme bien, con energía, con un excelente ánimo que me ayude a vivir el día a día con ganas, con ilusión, disfrutando de todo. Me parece básico cuidar mi salud, física, mental y emocional.  Sin embargo, he de reconocer que no me ha resultado fácil, me daba pereza, por ejemplo, hacer jercicio cada día. Ni te cuento, meditar y recapitular. Empezaba con mucho ánimo pero poco a poco me dejaba llevar por miles de tentaciones y posponía todo tipo de «buenas intenciones». Sin embargo, no haber silenciado esa voz interna que me rogaba no abandonar, mi perseverancia, el no «tirar la toalla», o mi firme Propósito ha logrado integrar en mi vida diaria una serie de hábitos que me ayudan a sentirme bien conmigo y con mi entorno.

Hoy solo te propongo uno de ellos, cuidar, atender, poner conciencia en la alimentació. 

Te comento un simple ejercicio para que lo practiques ahora o luego, cuando quieras, vas a ver qué bien te viene:

¿Cómo te sientes ahora? si, en este momento. Te sugiero que  cierres los ojos y pares tu actividad mental. Inténtalo  por unos minutos. ¿Te cuesta? Seguro que más de lo que te gustaría, eh? Cuando te digo «parar la actividad mental» me refiero a que saques tu testigo personal, esa parte de ti que te observa sin juzgar, tan solo, siente, mira, ve. No te agobies si te vienen pensamientos, déjalos estar, pasar, simplemente obsérvalos sin «engancharte» en ellos, y vuelve a observar cómo y qué sientes. La respiración te ayudará bastante a conectar, observa como inspiras y expiras. Seguro que lo has hecho miles de veces. Parece que todo se pare, verdad? El lugar donde estás adopta otra dimensión, los ruidos se transforman en sonidos que puedes identificar, sientes el roce de tu ropa y poco a poco, tu cuerpo, las tensiones, ¿estás muy llena? ¿Tienes hambre? Respiras, poco a poco te vas conectando contigo…

Ya sabes que  la Técnica Metamórfica y todo lo que practico empieza en la conexión con tu cuerpo; sentir, atreverte a sentir; percibes tu Energía, sientes y aceptas emociones, dolor, alegría… para llegar a conectar  con tu Maestra Interna, con el Ser. Me gusta hacerlo de una manera sencilla, para que poco a poco te vayas familiarizando con todo ello, disfrutando de tu transformación, de tus avances. Que vayas entendiendo qué te está pasando y cómo eres capaz de mejorar  y de transformarte. «El hacerlo fácil y divertido» forma parte de mí. Me encanta acompañarte para que, al inicio, no te sientas perdida, no «abandones» y así, logres tu autonomía, conociendo sencillas herramientas que vas poniendo en práctica. Y por eso, hoy te paso una información que a mí me ayuda, me «lo pone fácil», me hace ameno lo que elijo hacer, que es cuidar mi cuerpo, alimentarle y nutrirle para recuperar energía. Me resulta fundamental tomar conciencia de qué como; para qué como; cuándo como;  cómo cuido y nutro mi cuerpo; qué conexión tengo con él;  libero o retengo; digiero o rechazo… Porque mi cuerpo es mi vehículo. Es el que me permite ser, estar, interactuar, sentir, gozar, me lleva donde he de ir, es mi conexión con la materia, con la Tierra, por eso me gusta escucharle, cuidarle. Dicen los que saben, que el cuerpo nos habla y, de verdad, ¡cuánta razón llevan!

Aquí te comparto algunas de las  webs que sigo, porque me gustan y me ayudan muchísimo a alimentarme con una mayor conciencia. https://nuriaroura.comhttps://www.martinaturalbienestar.com. hoy comemos sano.com    http://annalfaro.com/2017/05/24/sobrevivir-la-celiaquia-barcelona/;  www.rawcosmos.com

Seguro que hay muchas más, busca, investiga, elige tú y comparte, difunde lo que te ayuda a vivir en plenitud. Me acuerdo hace más de 20 años cuando comencé a cuidar la alimentación. ¡Madre mía! en mi entorno más cercano era un auténtico bicho raro. Productos ecológicos, integrales… me resultaba complicado compaginar estos descubrimientos con mi cotidianidad.

Fue Carmen Dacosta pionera en nutrición, quinesóloga y una gran profesional, la que me guió. No entendía lo que me hacía cuando me testaba pero había algo en mi que sabia que estaba en muy buenas manos. Seguí, con verdadero esfuerzo, sus dietas mensuales, admirada de la mejoría, era alucinante. Fue con ella que conocí y experimenté, por primera vez el significado de «liberar toxinas», «crisis  curativa», pero me resultaba muy difícil, complicado porque para seguir la dieta me tenía que aislar. Parecia Caperucita Roja con mi cestito y mi comida cada vez que tenía que salir a comer o cenar a casa de amigos o familia. En mi casa, las quejas eran constantes, «querían comer normal». Lógico, eran muy jóvenes y no tenían puntos de referencia a su alcance donde apoyarse más allá de su madre. Era nadar contra corriente, muy cansado, agotador.  Yo estaba obsesionada, lo vivía desde la rigidez,  y lo que tendría que ser momentos de encuentro y disfrute, se convertían en un desastre. Al final desistía y volvía a caer en viejos hábitos, para luego, más adelante, «de urgencias» volver, esta vez sin arrastrar a nadie.  Sus sabios consejos, algunos de ellos, los he seguido siempre, otros los he recuperado.    Nunca olvido sus comentarios sobre la industria farmacéutica, sobre los Lobbies de alimentación, el poder que tienen y qué intereses persiguen. Carmen Dacosta plantó una semilla en mí y aquí le rindo un pequeño homenaje con un enorme agradecimiento. Falleció en el 2012, una gran mujer, una excelente persona, una pionera y gran profesional.

Ahora cuido mi alimentación, pero ya no con aquella obsesión y aquella rigidez propia de mi situación; por supuesto,  a veces me salto todo, y disfruto también, no me penalizó, pero al día siguiente vuelvo a cuidarme porque, sobre todo, quiero nutrir bien mi cuerpo, mi alma, quiero sentirme bien.

Y, ¡qué gozada! ya no me siento sola. Mis hijas lo comparten conmigo y a veces me toman el pelo por «mis inicios» y, junto con ellas, hay mucha gente con el mismo interés. Pero lo que más me ayuda ha sido conectar, compartir mi inquietud con mujeres jóvenes que han tomado el testigo de la nutrición consciente, que han sabido «actualizar» todo un conocimiento, que han fusionado estética, ética, diseño,  y lo hacen accesible, divertido, bonito. Por esto quería compartir contigo estas webs, porque me deleitan con consejos, recetas, propuestas, lugares donde ir, información muy valiosa para mí porque me ayudan a cuidarme y me lo ponen fácil.

Disfruto, celebro y agradezco viendo como se ha continuado toda una labor de concienciación con la alimentación. Nos falta mucho por hacer aún, que llegue a las instituciones, colegios, hospitales… arduo trabajo, pero me anima comprobar cómo se ha conectado con la  Energía Femenina, como se ha sabido actualizar uno de sus muchos dones, como el nutrir, el cuidar, el acompañar, el sanar.

Esto me anima a compartir contigo mi alegría de saber que vale la pena sentir, escuchar, amar y mimar nuestro cuerpo. Que lo que hace años era «nadar contra corriente» hoy es fluir. Me siento muy agradecida de formar parte de todo un movimiento de transformación, que busca ampliar conciencia, ser feliz, de conexión con el Ser y de disfrutar. Dejando fluir nuestra Creatividad, compartiendo, nutriendo nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestro Espíritu.

 Me encantará saber tu opinión y sugerencias para seguir compartiendo todo aquello que nos ayuda a ser felices. Muchas Gracias y hasta pronto.

Conectar, Conexión, Intento, Ser · Sanación · Técnica metamórfica

La Inocencia

2015-07-09 10.43.44Me encanta la buganbilla, bugambilia o como la queráis llamar. Me traslada a lugares templados por el mar, donde no hay heladas y, por supuesto, a lugares cálidos, con mucho sol y luz.

Me gusta hacer la meditación de la mañana en la Naturaleza, al aire libre, paseando. Pero hoy el cielo estaba encapotado a tope, nubes grises oscuras amenazaban lluvia y no invitaban a salir.  No habiendo obligación o responsabilidad para salir, en otra ocasión me hubiera quedado quieta en casa y vivir el clima como algo horrible. Sin embargo, hoy ha sido diferente, he visto esta realidad desde otro punto y la he aprovechado para enfrentarme a mis «fantasmas», el frío, la lluvia, la humedad, el viento que te moja y no hay paraguas que te cubra. Aceptarla sin calificativos, incómoda/cómoda; buena/mala, simplemente: llueve, y esto  ha sido lo que me ha motivado, el no juzgar me ha llevado a no limitarme a la costumbre, a las creencias y nostalgias.

Es más, me he acordado que cuando era niña, me daba igual. Lo que quería era salir, jugar y corría a ponerme las «katiuskas», las botas de agua para saltar en los charcos. Si tenía frío, corría para entrar en calor o saltaba, pero aprovechaba todos los momentos libres para jugar.

He comenzado el paseo, el campo estaba exuberante, curiosamente, los animales pastaban tranquilamente, caballos, ovejas e incluso las gallinas han salido como si nada, les da igual el tiempo que haga. Seguía andando cuando me ha llamado la atención un grupo de ganado pastando en un prado. No sé cómo he visto que me estaban mirando, ha sido genial, iba caminando, levanto la mirada y veo a las vacas y dos o tres toros que me miraban. Bueno, me he parado a mirarles yo también. El instante de coincidir mirada, ese mirarnos a los ojos, vaca y yo, ha sido mágico, y ¿qué ha sido cuando he visto a una mama vaca besando a su ternerita y la bebe dejándose y buscando a la vez las caricias, pasando de todo?. ¡Qué preciosidad! Qué imagen más maravillosa y divertida al mismo tiempo, porque no olvidéis que el resto seguían mirando hacia mi.

Camino, como ya he comentado otras veces, repitiendo el Uno, uno, todos somos Uno, aprovecho a hacer meditación con los ojos abiertos, y también con los ojos cerrados, con mi atención en la respiración. La sorpresa de  esta visión me ha hecho reír, disfrutar, sentir un gozo increíble  porque, qué fácil me ha resultado ser Una con mama vaca, con bebe ternera y también con el resto de observadores en el prado. Ser Uno con el árbol, con el bosque, con las nubes, con los pájaros…sí, ese instante fugaz donde a veces me fundo es glorioso, pero es que hoy, el regalo que me ha dado el paseo con la vaca y la ternerita  me ha hecho reír de dicha ¡que preciosidad!

Las gotas de lluvia deslizándose por la cara, mezcladas con lágrimas me han enseñado, tranquilizado y animado a seguir.

De vuelta, trabajando, cansada del ordenador, vuelvo a levantar la vista y al mirar por la ventana veo que el sol ha salido, veo como su luz penetra por el cristal, por la puerta, como ilumina absolutamente todo y me dejo envolver por la sensación que tanto me gusta, por la calidez, por sus caricias.

Os animo a que en el lugar que os encontréis, haciendo lo que hagáis, os concedáis unos instantes de silencio, observar el entorno sin juzgar, deteneos, simplemente a sentir, pero por favor, no juzguéis, sólo observar,  y cambiar, modificar cualquier rutina que tengáis integrada, una queja por algo o alguien, algo que os moleste, incomode, y ver cómo os sentís. Regalaos la posibilidad de transformar vuestra realidad desde la aceptación, desde la confianza e inocencia, sabiendo que todo es perfecto e ir entrando poco a poco en el mundo de la aventura, de descubrir qué regalo, qué aprendizaje se esconde más allá de nuestras rutinas, costumbres, creencias.

Aquí, ahora, no hay bugambilias, el sol se deja ver cuando quiere, no siempre. Agradezco de corazón que ya antes de la hora de comer he tenido momentos que van más allá de la simple explicación racional, que trascienden las palabras y rompen barreras de percepción.

Técnica metamórfica

La Técnica Metamórfica

Hace un mes que no publico nada, escribí un texto sobre la Técnica Metamórfica justo antes de la Navidad, me quedó precioso, estaba yo satisfecha, por fin había logrado explicar de manera sencilla y clara qué es la Técnica Metamórfica. 

Cuando me preguntan a qué me dedico, me resulta fácil decir que a escribir y dar talleres de escritura, pero al añadir que también hago Técnica Metamórfica, ahí llega la dificultad. La mayoría de las personas en este último ámbito que me muevo desconocen esta técnica, ni tan siquiera han oído hablar de ella. Y eso, qué es? Para mí es muy sencillo,  llevo practicándola mucho años, desde el 2001, pero para quien no ha oído hablar de ella es todo un enigma, como mínimo.

Explicar qué es la Técnica Metamórfica en la barra de un bar o después de una comida, en la sobremesa, pues la verdad, me resulta un poco complicado. Todos hablando a la vez, opinando de diversos temas más o menos relacionados, no me veo capaz de dar una pequeña conferencia sobre la Técnica y suelo acabar diciendo que cuando quieran les invito a probarlo. Siempre he sentido que es la mejor manera de conocer esta técnica y de ver sus efectos. Una vez en la camilla, la persona comienza a experimentar y acaba haciendo las preguntas que le vienen a la mente muy sorprendida y gratamente satisfecha.

Otra de las maneras de acercarse al conocimiento de la Metamórfica es acudiendo a una charla o pequeña conferencia donde se explica los orígenes, efectos, y de lo que se trata, pero claro está, para ello se ha de dar la circunstancia y no siempre se convoca una conferencia. También es recomendable leer el libro de Mª del Carmen Boira, «La Técnica Metamórfica», está en muchas librerías y explica perfectamente los beneficios.

Sin embargo, aquel día de mediados de Diciembre, me vi en la necesidad de escribir, de explicar qué es esta Técnica para mí y por qué después de haber aprendido otras muchas terapias he elegido ésta, sin descartar ninguna otra, pero para mí es la más efectiva, sencilla, sutil y profunda. Quizá el largo camino de aprendizaje me ha llevado a decidirme e inclinarme por ella, viendo los efectos en mí misma. Comprobando mi propia trasformación o metamorfosis; apreciando los «logros» que eran, en principio, impensables. He seguido mis sueños, y esta técnica, ha sido la causante de que los haya vivido. Sueños, ilusiones que ni me atrevía a comentarlos por lo disparatados o ilógicos. En realidad era yo la que los veía así, imposibles. Era yo la que me obstaculizaba, era yo mi primer y gran enemigo que me decía a todas horas que no era capaz, que no podía, que era imposible, que estaba fuera de mi realidad y de mis posibilidades.

Cuando digo esto no os vayáis a imaginar grandes acontecimientos o verdaderas proezas, para nada, se trataba simplemente de ser feliz, de estar tranquila y serena, de disfrutar con lo que cada día me ponía la vida delante. Ser feliz conmigo misma sin la actitud exigente hacia los demás, sin caer en la manipulación para lograr el control de todo menos de mí misma. Estar bien a pesar «del otro». Con atreverme a dar pasos o tomar decisiones; con aprender a poner límites a mí misma y a los demás; saber decir que no, en un momento dado o saber decir si, sin que eso me causara un verdadero martirio. Entender y aceptar circunstancias dolorosas, rupturas, traiciones, sin caer en el juicio y en el rencor. Encontrar sentido a mi vida y a lo que he venido a hacer en este mundo. Aprender a resistir felizmente los vaivenes del destino. A curarme un dolor, una gripe o un catarro y entender que me estaba diciendo mi cuerpo. Poco a poco me fue llevando también, es cierto, a vivir momentos o situaciones que en mi vida lo hubiera creído, la palabra Milagro sale de mi boca constantemente, porque he podido vivir auténticos Milagros o como lo queráis llamar.

También me ha enseñado que no soy perfecta y a buscar el sentido y levantarme de nuevo cuando vuelvo a repetir una actitud o comportamiento que creía ya aprendido o superado. Nunca se acaba, me digo, riéndome de mi misma.

Me enseña cada día a vivir en Unidad con la Naturaleza y el Universo; a no juzgar lo que no me gusta, sino a buscar mi grado de implicación o responsabilidad.

Esto hablando de mi propia experiencia, pero también he podido comprobar verdaderas trasformaciones, cambios sutiles y profundos en mucha gente que ha gozado de la Técnica metamórfica a lo largo de todos estos años que llevo practicándola. 

El texto de Diciembre se perdió en la inmensidad de la red y no se recuperarlo, así que hoy me sale decir que es una técnica muy agradable de recibir, te sientas cómodo o te tumbas en una camilla y permites que te acaricien los pies, las manos y la cabeza. En los pies se cataliza el movimiento, en las manos, la acción y en la cabeza la Idea o Pensamiento. Toda la energía comienza a activarse y a desbloquear la información necesaria, la que necesitamos saber para encontrarnos bien de verdad.  Catalizar es activar, «despertar» la energía Creativa, la energía del Amor que todos llevamos en nuestro Ser.

Es una técnica vibracional, la energía vibra, esta en movimiento y todo es energía. Todos somos energía, todo es energía. Todos y todo tiene una vibración. La vibración del Amor es muy alta, la del odio, del rencor, de la rabia, por ejemplo, muy baja.

Os pongo un ejemplo,  llevaba tiempo luchando conmigo misma, con mis emociones y al mismo tiempo sin parar de ver los informativos de la TV que se han hartado de darnos unas noticias tremendas, sin olvidar los resúmenes del 2013. 

Me he dejado llevar, he permitido que la tristeza , la rabia, las ganas de venganza se instalaran en mi corazón. Dando vueltas a todo esto que me atormentaba sin permitirme vivir fluidamente, ya que mi estado físico no era precisamente satisfactorio y mi animo estaba bastante «calentito», cambio de registro y busco «otra información», salgo a airearme un poco y viendo a un precioso pájaro sobre la rama de un árbol, me dejo llevar, su belleza, armonía me comienza a catalizar y lo noto perfectamente. Busco «mis libros», aquellos que «me recuerdan» quien soy y que puedo hacer cuando no me encuentro bien, así que me «dejo catalizar» y veo claramente la causa de mi mala salud, estaba cayendo en una vibración muy baja, donde iba perdiendo la esperanza y la fe en el ser humano, en la energía creativa, en el Amor. Yo sola me estaba hundiendo y lo peor para mi, me estaba creyendo una victima de la situación política, económica, social…Sin poder hacer nada, o sea, pasividad y resignación.  La Técnica Metamórfica me movió, me liberó  de tristeza, de miedo, de desanimo, de rabia y me trajo la información de lo único que yo podía hacer: catalizar¡¡¡ catalizarme¡¡ respirar profundamente hasta llegar a sentirme en armonía conmigo misma, hasta llegar a una vibración de serenidad, de aceptación, de amor. Estar en el ahora y hacer lo que la vida me pida que haga, poniendo mi pequeño grano de arena, haciendo lo que me toca hacer en paz conmigo misma.

Por tanto es oportuno decir para qué sirve la TM y la respuesta sencilla es que sirve para desbloquear toda la información que tenemos dentro de nosotros mismos y que necesitamos saber para alcanzar una vida plena, serena, sana y feliz. Casi nada, eh? Ya estoy viendo a los incrédulos o bien cerrar el blog por ser esto una estupidez, un cuento o una fantasía, o seguir leyendo por simple curiosidad, «a ver que cuento nos cuenta». Bueno, he de decir que cuento con ello. Se por experiencia propia que no resulta nada fácil creer en estas cosas; no existe la «purga Benito», no se trata de la receta milagrosa que venden o anuncian prometiéndonos el paraíso. Para nada, se trata simplemente de que un buen catalizador le catalice a uno la energía creativa que todos tenemos, de activarla, de despertarla y que se ponga a fluir por todo nuestro Ser, a partir de ahí…

He de deciros que lo mismo que yo he aprendido a catalizar, se dejarme catalizar conscientemente, claro está. Lo mismo que yo, todo el mundo se deja catalizar, sin apenas darse cuenta, pero el tema es por qué vibración o por quien. Que me están activando, a que vibración me lleva esto?

Con la Técnica Metamórfica nos dejamos catalizar por la energía creativa, que es la energía vital, la energía de la creación, la energía del amor.

Bueno pues se trata de catalizar esta energía que tiene toda la información necesaria para que cada individuo se desarrolle tanto a nivel físico, como a nivel emocional y psíquico. Podemos gozar de una buena salud, sin embargo, muchas veces elegimos sentirnos deprimidos o bajos de energía, cansados y sin ganas de vivir. Si continuamos así mucho tiempo, nuestro cuerpo comienza a sentirlo y aparecen las molestias. O viceversa, un simple catarro nos dice que algo de nuestra vida no funciona bien o que tenemos que cambiar nuestra actitud. Es aquí donde la catalización activando esa energía hace que aparezca la información que cada uno necesita para poner solución a su estado físico, emocional o psíquico.

Cuando no nos sentimos bien podemos «tapar el problema» y seguir viviendo. El problema sigue ahí y cada vez va a «hablar más alto» hasta que le hagamos caso. La vida nos pone delante todo aquello que necesitamos vivir para aprender, para evolucionar, da igual que huyamos, vuelve. Repetimos actitudes, acciones, hasta que logramos aprender.  Por nuestra parte, podemos distraernos cada vez más, pero todos tenemos un instante de lucidez donde oímos perfectamente esa vocecita que nos dice que no vamos bien, que necesitamos ayuda.

La Técnica Metamórfica es una ayuda muy eficaz para averiguar desde nosotros mismos qué podemos hacer para modificar nuestro comportamiento, actitud o costumbres. Claro que implica cambios, y eso asusta en principio, porque nos da miedo el cambio, pero a medida que nuestra energía se activa, la vamos recuperando y nos sentimos con el valor y la fuerza necesaria para realizar todo aquello que necesitamos para vivir una vida como realmente merecemos.

La comprensión que nos da la TM de nosotros y nuestra realidad, el saber para qué nos pasan ciertas cosas, nos libera de mucha angustia y sufrimiento.  El miedo, la angustia, la rabia, el odio, el victimismo, impiden que veamos las múltiples soluciones que la vida nos pone delante. En lugar de dejarnos catalizar por la energía creativa universal, por la esperanza, por el Amor, nos dejamos catalizar por el miedo, las dudas, la culpa, la rabia, la evasión que no es otra cosa que sentirnos y creernos incapaces de vivir felices.

Ya no toca cargar con una vida de dolor y sufrimiento. Ya no toca ser víctimas de las circunstancias. Hay miles, millones de personas en este mundo que hemos tomado otro camino y que creemos en nuestro propio poder creativo, en que hemos tomado las riendas de la propia vida y hemos dicho basta al tipo de vida que los medios de comunicación  y ese falso poder nos dice que es el único. Tenemos la certeza que para cambiar este mundo primero hemos de cambiar nosotros.

Nadie dijo que fuera fácil, pero cuantos más seamos mayor masa energética habrá y más fácil resultará. Es fácil caer en la cuenta que hay personas que estando con ellas empiezas a encontrarte mejor, más animado y con ganas de hacer cosas, como si todo fuera posible. Que aparecen las ganas de reír y que la alegría entra en el corazón. Y que hay otras que tan solo con su presencia se te cae el alma a los pies, que todo parece muy, pero que muy negro sin solución alguna.

Solo en nosotros esta la capacidad de elegir, en que vibración quiero estar e ir a por ella. En el momento que decidimos todo se pone a nuestro favor.

Sanación · Silencio, Conexión, Transformación · Técnica metamórfica

Gracias, amigos

Cuando siento una gran emoción,  se me abre el corazón, el pecho y la cabeza se amplía, es un momento de quietud extrema, y al mismo tiempo, como una descarga eléctrica.  Me quedo quieta, callada y me hago caracol por unos instantes o por el tiempo que me permita la situación. Disfruto de la emoción, la acepto, la siento. Exactamente igual que cuando siento cualquier otra y no, precisamente tan agradable.

Ya he comentado que cualquier tipo de emoción soy partidaria de aceptarla, por muy «fea» que me parezca, sentirla y dejarla ir, porque luego aparece la información necesaria para sanar, crecer, evolucionar, modificar, etc, etc. Sobre todo para aprender algo nuevo de mi misma, que es lo que más me gusta de este mundo. Vivir la aventura del descubrimiento, es una auténtica gozada.

Desde que he llagado a Barcelona, ciudad de donde me fuí, me parece que hace justo ahora 9 años, he ido sintiendo poco a poco una emoción muy, pero que muy agradable. Muchos acontecimientos diferentes, personas distintas y casi todo seguido, con el tiempo justo para dormir, sin la soledad para procesar toda la información. Además, no es nueva esta sensación tan agradable, ya me había pasado otras veces que había venido, pero la última vez, allá por el mes de Junio, en una terraza puesta en un chafrán, con el ruido de los coches, el calor sofocante, sudada y con dos muy buenos y queridos amigos, por primera vez me hice la pregunta de qué me pasa, por qué me siento tan bien, incluso en un lugar no típicamente agradable. No era el típico sitio que llevas a alguien a tomar algo porque viene de fuera, con bonitas vistas, o algo buenísimo, muy al contrario, es justo el de abajo de casa, que vas a tomar algo porque está cerca y nada más. La respuesta inmediata es que claro porque estoy a gusto con esa gente querida.

No, no era sólo eso, iba mucho más allá la emoción, había algo más que no acababa de saber. Lo comenté, lo he ido preguntando y las respuestas eran simples, conocidas, no me daban la solución, siempre había algo que faltaba.

Esta vez vuelve la pregunta caminando por el Raval, al medio día, luego, anocheciendo; qué me pasaba, qué era lo que mi corazón no paraba de sentir, por qué mi piel se ponía «chinita», por qué estaba flotando. Mi mente racional no entendía, no aceptaba que sin ningún punto de referencia estético, con un anonimato total, yo me sintiera en la Gloria. Y me doy cuenta que era la misma sensación que tuve en una parada de estación de metro del DF, Barranca del Muerto. Me había hecho la misma pregunta hacía años, no entendía qué era lo que quería decirme esa emoción.

Quizá sea de los lugares más feos e incómodos que recuerde. Estaba allí, esperando una «pesera», rodeada de puestos de fritangas, con un calor sofocante, con música desafinada y variada, sonando a la vez, rodeada de gente totalmente distinta a mí, haciendo cola para subir al camioncito, recibiendo empujones. De repente vi una rata que cruzaba por allí. Hago este apunte porque creo que para mí o para cualquiera puede ser una nota muy desagradable. Estaba de pie, a la espera, y sentí una lágrima por mi mejilla. Callada, tímida, salío para decirme, «No te quieres ir de este país, te sientes muy a gusto, eres feliz«.

No podía entender qué era lo que me pasaba, cómo me venía aquella sensación de plenitud justo en un lugar francamente espantoso. Sobra decir que me he cuestionado todo tipo de «aficiones» como si me identifico con lo feo, con la miseria, con la cutredad. Para nada, lo que pasa que no tenía mi respuesta, no entendía qué me quería decir la vida de una manera tan extraña, utilizando unas imágenes o símbolos tan incomprensibles para mí.

Hasta ayer noche no había entendido la razón fundamental, profunda del por qué me ocurre esto en dos ciudades totalmente diferentes, que ya no vivo en ellas, y que lógicamente no soy de allí. Yo nací y me crié en otra ciudad totalmente diferente a estas que nos ocupan.

Paseando por el Raval, del brazo de una gran amiga, charlando y celebrando el haber vuelto a encontrarnos, se lo comento, le comento que me atormenta, que incluso me hace sentir mal conmigo misma esta necesidad de estar en esta ciudad. Se ha convertido en una necesidad vital, cómo es posible? Será una obsesión? Será la nostalgia del pasado? Entre las dos, conversando y compartiendo, pude sacar todo lo que llevaba tiempo sin decírmelo a mí misma. Me pude desahogar tranquilamente, y cuando ya habíamos llegado al punto donde nos separábamos para seguir nuestro día, me dice esta amiga, Yo me veo en tí, y me salió del alma, y yo también me veo en tí¡, en todas vosotras! Nos abrazamos emocionadas y nos despedimos hasta el próximo encuentro, en un estado por mi parte de absoluto «globo». No habíamos bebido nada que no fuera agua, estaba yo volada, genial.

Sigo caminando por la calle Vergara y cual es mi sorpresa que me encuentro a otra amiga que hacía años no veía, no puede ser, esto es alucinante, grité añadiendo que estaba con un globo alucinante de placer. Cuando ya nos estábamos despidiendo, aparece otra amiga. Besos, abrazos, risas y celebración del encuentro. Como nos veríamos otra noche a cenar, nos despedimos rápido, teníamos todas prisa, y había que continuar.

Sigo paseando al encuentro de otra amiga y al verme como extasiada le comento todo, de manera inconexa, pero dejando muy claro, que me siento en la Gloria aquí y que por fin he sabido qué me pasa.

Un paciente que leyó el post de «La estrategia del caracol» al verme el otro día me trajo la película, la había bajado de internet para mí. Esa misma noche la volvía a ver, no me acordaba de nada y comprendí porque me había gustado, decían unas frases que me llegaron al alma, ¿qué sería del mundo sin la complicidad?. Lo que importa ahora es que nos unamos, tener fe en las personas. Y qué ganamos con esto? Pues, nuestra dignidad.

En la charla con mi amiga puedo con su ayuda enlazar todas mis sensaciones, encontrar mi respuesta, leer las Señales que la Vida me regala.  Entender el lenguaje de estas dos ciudades que en su día me acogieron, me abrazaron, me respetaron, me enseñaron y me dieron lo que «lo cura todo» : amor, complicidad y caricias.

La necesidad de «verse en el otro», la necesidad de la complicidad, la necesidad de sentir la unidad, la unión es el alimento de mi alma para tener el valor y la fuerza para crecer, para enfrentarme a mis fantasmas, a mis bloqueos. Para continuar mi camino.

La razón de que yo sintiera lo que sentí en lugares no precisamente bellos, acomapañada o en soledad, pero rodeada de ruido, gente y bullicio, fue para recordarme que la Naturaleza, la Soledad es muy necesaria, que la necesito para vivir, fundirme en ella me ayuda a crear pero además necesito la Amistad, la complicidad, el apoyo, el amor. El sentirme en el otro reflejada, me hace sentir mi propia identidad, me permite ver mi propio proceso, mis cambios, mis logros.  El sentir la complicidad con alguien me motiva a continuar, me empuja a seguir viviendo. La amistad verdadera, auténtica, la que me permite desnudarme y mostrarme tal y como soy, tal y como me siento y tal y como estoy en ese momento es la fuerza que da el amor, que me hace ver que todo es posible. La complicidad que se tiene ante un nuevo proyecto me da dignidad, confianza, credibilidad. Es la que me enseña a ser honesta en todo momento, porque no pasa nada, al contrario, recibo mucho y bueno a cambio.

Necesitaba agradecer a todos los que estais a mi lado, cerca o lejos, pero a mi lado, acompañándome en mi camino, haciéndomelo mucho más fácil. Amigos, pacientes, familia, conocidos. Gente desconocida que me da una información que me lleva a donde quiero llegar.

Necesitaba hablar de la Amistad, porque no puedo poner todos mis nombres de la lista, pero he tenido la suerte de encontrar verdaderos amigos allí donde la vida me ha llevado y sin todos vosotros no estaría donde estoy. La Amistad engloba a todos aquellos que siendo o no familia me habeis dado la seguridad, el amor, el respeto de la verdadera Familia Universal. Que me habéis ayudado a estar y sentirme muy bien allá donde me toca estar, me habéis enseñado a comportarme, a mostrarme tal y como soy, a no tener miedo a abrir mi corazón a gente que no conozco.

Para sentir y vivir en la Unidad, el Todos somos Uno, ha sido de vital importancia para mí el aprendizaje sencillo, simple, de verme reflejada en la gente que ha estado a mi lado, que me han hecho sentirme parte de ellos. Me han enseñado a vibrar en el amor, a alcanzar momentos sublimes.

Gracias a muchas personas que han estado a mi lado voy aprendiendo a saber y a sentir que formo parte de Todo y de Todos, pero he de reconocer que gracias a la Amistad me ha resultado muy fácil, porque era sólo dar un paso más.