
Hola ¿cómo estás? ¿Qué tal te han ido estas vacaciones? Igual te quedan ya muy lejanas, pero espero y deseo que hayas disfrutado, descansado y recobrado fuerzas para comenzar el «nuevo curso«.
Con toda la energía renovada, hoy te propongo una reflexión y un reto. Si, justo ahora que comienza el «curso», que se acerca el Equinoccio de Otoño, y que seguro tienes proyectos que te gustaría llevar a cabo, se trata de que no vayas perdiendo energía, que no aparezca el cansancio y el desánimo.
Durante las vacaciones del Verano, estando en plena Naturaleza, acompañada del mar, de los árboles, de los pájaros, vacas, caballos, observando la luna, las estrellas, sintiendo los rayos del sol decidí apagar el móvil, quería sumergirme en el tiempo y en el espacio. Necesitaba desconectar para conectar, pero no sólo en el rato de la meditación, sino que formara parte de mi día, quería buscar el equilibrio entre estar pendiente de mi móvil con todo lo que conlleva y saber estar sin él, para estar conectada a «la Otra Red«. Quería y necesitaba poner toda mi atención en lo que estaba haciendo, viviendo el Aquí-Ahora, dejando libre a mi percepción, sacando mis antenas internas y, me fue tan bien, que lo incorporé a mi rutina, incluso, muchas veces lo olvidaba en casa o encenderlo de nuevo. Te engañaría si te dijera que, al principio, no me costó, ahí fue donde pude ver qué escondía «esa necesidad», además de que, no pasó nada malo por «estar fuera de cobertura«, al contrario, lo volvía a encender y ahí estaban las llamadas perdidas, los whats…y yo cada vez con más energía y con una mejor claridad de visión.
Todos estamos conectados a la red, buscamos wifi allá donde vayamos, miramos el móvil constantemente a ver si tenemos un whatsup o un mail. Nos sentimos obligados a «compartir» nuestro estado, a dar una respuesta inmediata. El teléfono o tablet se han convertido en la «nueva pareja» a la que le hemos jurado fidelidad absoluta y nos acompaña a todos nuestros actos. Nos hemos hecho tan dependientes que si no vamos con él no sabemos estar en el mundo, parece que nos falte algo imprescindible para vivir, hemos llegado a creer que forma parte de nuestra identidad.
Soy fan de Internet, del móvil, de las redes sociales, pero como todo en esta vida, tiene que tener su espacio y su tiempo. No puede «ocupar» toda la atención, porque colapsa la Otra Conexión, y le regalamos toda nuestra energía. Se ha convertido en una auténtica necesidad, si no vamos con el móvil nos hace parecer impar, como si faltara una parte para ser completa.
Mientras estés atenta al móvil, aunque sea de manera sutil, dejas de atender otros fenómenos al 100%. Te pierdes toda la magia, todo aquello que no se ve, que no se oye, que no se siente a primera vista, que precisa de una atención, de un estar con-centrada o en tu centro. Tener una vida plena, feliz, exige toda tu atención. Mirar, observar, sentir, escuchar, elegir, estando pendiente del móvil, es una falacia, pero se ha convertido en el compañero de vida con el que cargas a todos los sitios donde vayas, desde ir al cuarto de baño, hasta en la cama.
Las mujeres vamos conquistando poco a poco la independencia, el saber y poder estar solas, teniendo o no pareja, pero otorgando importancia al saber estar con nosotras mismas. Así que te invito a reflexionar sobre, ¿cuánta necesidad de «conexión-distracción» externa te hace falta para sentirte tranquila, segura? ¿Queda algún resquicio oculto pero activo de ese miedo a sentirte sola, a que nadie te quiera, a que nadie cuente ya contigo? O, por otro lado, ¿hay una voz suave pero insistente que te acusa de no estar pendiente de los demás, de la familia, del grupo, de los hijos o de quien sea? ¿Te da vergüenza estar en un lugar público sin compañía y acudes al móvil o tablet para sentirte acompañada? ¿Te sientes capaz de vivir en este mundo por ti misma, o crees que algo te falta, que no estás completa?
Tener un objetivo, un propósito o un sueño personal es básico para tu equilibrio, para tu felicidad pero pide compromiso, dedicación, tiempo, atención para llevarlo a cabo. Exige decir «no puedo estar por ti ahora», exige no responder a las llamadas en ese preciso instante, exige dejar de sentirte imprescindible para con los demás y exige acabar con la creencia que si eres tú misma, que si «te haces caso» eres una desobediente y no vas a soportar el castigo.
Este temor te distrae, te aparta de poder conectar con lo que sientes, con lo que eres en realidad, tanto si es cómodo como si no lo es tanto. Te impide dedicarte en cuerpo y alma a lo que te enriquece como persona, a lo que te gusta, a lo que te motiva, a lo que te divierte.
Tienes mucha más capacidad para crear, cuidar, dar y amar de lo que crees, pero hace falta «desconectar» de la red Wi-Fi del mundo sin culpabilidad para «conectar-reconectar» con tu propia red, con tu propio Wi-Fi que te conecta con tu Esencia que está conectada a la Energía Creadora y así tu vida, tu trabajo, tus relaciones sean un verdadero reflejo de ti, de tu Creatividad única e individual. Limpiar, sacar, tirar, escoger, agradecer, decir adiós o dar bienvenidas, para ordenar tu vida, tu espacio interior, para conquistar tu lugar en el mundo, sin miedo, sin culpa, con Amor, con Alegría, agradecimiento y entusiasmo hace que te sientas bien, en equilibrio, en plenitud y los de tu alrededor también.
La clave de acceso a tu Wi Fi personal e intransferible es, «aprender a desconectar», «estar fuera de cobertura» , poner toda tu atención en lo que estás haciendo en ese momento, poner «en modo avión» tu móvil. Luego te concentras sólo en lo que estás haciendo, da igual, ducharte, arreglarte, trabajar, limpiar, ordenar, caminar, estar con amigos, con hijos, con tu pareja, con familia, conducir… Regálate esta oportunidad, date este tiempo, experiméntalo y luego vuelves a mirar tu teléfono, tanto las llamadas como los mensajes están ahí, esperando, no se han ido.
Si eres de las que no se conforma con acudir una hora al día o tres a la semana para ir a un centro donde practicar meditación, relajación, etc. si te gustaría hacerlo en casa, pero te resulta complicado, algo casi imposible y te vas desanimando; si tu sabes que salir a la Naturaleza a recargarte, te va muy bien pero que a la mínima vuelves a perderte, a dispersarte. Pero quieres, eliges, necesitas más, y buscas integrar en tu vida tu propia conexión, te invito a aprovechar toda la energía del Otoño porque durante el equinoccio el eje de la Tierra se encuentra en una posición que permite que los rayos del Sol incidan de igual forma sobre el hemisferio norte y el hemisferio sur, haciendo que la duración del día y la noche en todo el planeta sea igual. A partir del equinoccio de otoño, los días empiezan a tener cada vez menos minutos de luz solar hasta llegar al solsticio de invierno, en que tiene lugar la noche más larga del año.
Te animo a comenzar con este pequeño reto, buscar el equilibrio entre lo de fuera y lo de dentro, entre tus dos hemisferios, no te desanimes, inténtalo, es el primer paso, y si no puedes, o crees que no sabes, o quieres más, me puedes escribir o llamar, estaré feliz de colaborar contigo, en ayudarte a que instales en tu vida tu «Nueva Conexión Personal», a fluir, vivir, aprovechar y conectar con las Estaciones conectando con la Energía del Universo, de la Creación. Estar conectada con la Energía de la Tierra, con la del Universo…
Estoy deseando recibir tu experiencia, cómo te va, tus opiniones o sugerencias, porque también me encanta y hace muy feliz la conexión contigo, no olvides que no es incompatible, pero para conectar con los demás es imprescindible aprender a conectar con una misma.
Hasta muy pronto, con amor, Lou