Es el segundo año de mi vida que el día 5 de Enero no he puesto el zapato para que los Reyes me dejen regalos. El pasado año me encontraba de viaje y reconozco que sentí nostalgia por no celebrar ese día tan señalado en mi biografía. Lo pasé muy bien, estaba contenta por lo que estaba viviendo pero no pude relacionarlo con el día de Reyes.
Todos los cambios que estaban apareciendo en mi vida a cual mejor, en ningún momento tuve la conciencia para hacer la relación que he podido disfrutar ayer, 6 de Enero, día de Reyes.
Me desperté y saboree el típico Roscón. Me vuelve loca, untarlo en el café y disfrutar de ese sabor tan familiar que me remonta a mi niñez, a la ilusión y nerviosismo de entrar en la sala y ver que han dejado los Magos.
Ayer fue exactamente igual, como una niña, esta vez sin chocolate, me levanté de la cama y corriendo acudí al salón. No había zapatos, no había paquetes con lazos, estaba todo como un día normal, sin embargo, ayer, por fin, volví a disfrutar de esa mañana mágica que se repite cada 6 de Enero.
Con la taza en la mano, en silencio comencé a ver todos los regalos que este año me han ido dejando los Reyes Magos. Han inundado mi vida de magia. Han cambiado mi visión y me han dejado el regalo de ver más allá de la tradición, de la costumbre y como si corriera un telón, fui apreciando como a lo largo de este año me han ido poniendo en mi vida regalo tras regalo que he ido abriendo, descubriendo y disfrutando.
Me reía sola, alegre del gran descubrimiento. He debido ser muy buena, me decía, pues este año se han portado muy bien conmigo.
Buscando en el diccionario el significado de Epifanía, nunca he sabido qué quería decir, veo que es revelación, manifestación, entre otros significados y explicaciones. Y así fue, tuve la inmensa suerte de ver más allá y de disfrutar muchísimo de esa mañana. No acabó ahí, claro está. Todo el día estuve feliz, saboreando no sólo la Rosca o Roscón, la comida buenísima a la que fui invitada con unos buenos amigos, las conversaciones divertidas, la complicidad, estuve feliz como de niña, admirada y contenta viendo todos mis regalos. Ahora entiendo por qué no puse zapato, ¡no hubieran cabido¡
Esta mañana, he seguido con la alegría del descubrimiento y me ha desaparecido esa especie de tristeza que tenía por no disponer de los medios para comprar regalos a la gente que amo. Me hubiera gustado repartir paquetes con algo especial, no lo pude hacer y sin embargo, estaba contenta. Si, por primera vez en mi vida he valorado lo que yo puedo regalar a los largo del año, no sólo un día especial. Igual no va envuelto en papel y lazo, igual no se ve, igual, incluso la persona tarda en apreciarlo, como me ha pasado a mí, pero yo ya he cambiado de «registro».
Puede haber muchísima crisis, no lo dudo; podemos estar en números rojos, también; podemos tener unos gastos fijos que impidan hacer algún pequeño extra, por supuesto; pero yo he tenido unos Reyes fantásticos y estoy contenta porque no me siento víctima de la situación económica, sino que también puedo dar unos regalos para mi muy valiosos y bonitos.
Pero qué me han dejado ayer estos Magos? Madre mía¡ El apreciar sus regalos, me parece muy bien, pero apreciar lo que yo pueda regalar sin tener que ir a comprar nada? Nunca en mi vida había tenido esta sensación, me parece un poco o un mucho atrevida, pero si, así es. Y lo hago extensivo a todos. Todos somos capaces de regalar algo maravilloso, bonito, práctico, sutil, efímero, para «toda la vida», actual, moderno, clásico… en fin, miles de adjetivos pueden salir al admirar lo que tenemos dentro de nosotros para regalar, porque cada uno de nosotros somos un Regalo, que hemos de abrir y descubrir.
Podrá haber crisis económica, nos comerán a impuestos, nos quedaremos secos a cuenta de las multas, pero nuestro corazón con todo lo que guarda, nuestra magia personal, eso no nos lo quita nadie si no queremos, al contrario, podemos cada día cuidarlo más para que sea mayor y así hacer mejores regalos cada año.
Que bien, verdad? A que es una gozada empezar el 2014 cambiando algún que otro «registro»?
Mª de Lourdes