Sigo insistiendo en esto de los empujones. Como ya sabréis en este mes de Abril hay una configuración astrológica alucinante, se ha ido formando desde el 2007 y es justo ahora el momento álgido, se llama «La Gran Cruz Cardinal Cósmica» que da una gran tensión o impulso, según se pueda vivir, según cómo estemos cada uno de nosotros. Para una mayor información, podéis acudir a Internet que bienes muy bien explicado.
En lo que a mí respecta, llevo esperando el mes de Abril desde hace meses. Hemos vivido la mayoría de nosotros situaciones límite a muchos niveles, estresantes, agobiantes y casi casi desalentadoras. No obstante, sin tirar la toalla, resistiendo a las oleadas de pánico y con el Propósito Inflexible de seguir a nuestro Corazón, de alcanzar una vibración de amor ha venido la Primavera y con ella la explosión de brotes, de flores, de cantos de pájaros, los días con más número de horas de luz, de sol. Todo a nuestro alrededor nos grita que el milagro de la Vida continua. Que una Fuerza más allá de nosotros continua realizando su misión.
Ahora es otro buen momento para aprovechar este buen empujón. No quedarnos en la tensión, en el miedo, desconocimiento, aferrados a una racionalidad caduca. Buscando de manera obsesiva la lógica a todos nuestros deseos o sueños y si no se adaptan, descartarlos. Podemos abandonar de una vez por todas esas expectativas que no alcanzan ni la mínima parte de lo que la Vida nos quiere dar; soltar de una vez por todas esas seguridades falsas, engañosas que lo único que nos hacen es atar a un pasado de sufrimiento y dolor.
Mirando el peral, me pregunto, si hace tan solo unos meses estaba aparentemente seco, como es posible que ahora sea esa explosión de color, repleto de flores… No ha hecho nada, no se ha movido de su sitio. Pero cada día cuando lo miro me trasmite siempre la misma sensación de tranquilidad. Cuando estoy nerviosa, preocupada, ansiosa, sin parar de darle vueltas a mis pensamientos, paro de golpe y me pongo a mirarle. Me dejo seducir por él, por su presencia, le observo y poco a poco me empuja a su estado de quietud. Tiene presencia, y me va llevando poco a poco a la certeza de que todo está bien.