Como todos los oficios, el de escribir se lleva diferente cuando una está de buen humor, contenta y entusiasmada. Te entran ganas de contar todo tipo de tonterias que te van ocurriendo y que, debido al estado de alteración, te parecen importantísimas y de lo más relevantes. Suerte para los lectores que al releer lo escrito, te das cuenta que «eso no se puede publicar», no todo, al menos, hay que borrar unos cuantos párrafos. De la misma manera, cuando estoy con el ánimo bajo, saturada de emociones y percepciones no muy positivas, elijo no publicar todo lo que escribo porque lo que me sale tampoco es «publicable».
Claro que el estado óptimo es el equilibrado para realizar no sólo cualquier oficio, sino para vivir, en el ámplio sentido de la palabra. En eso estamos, en hallar ese estado y una vez hallado, saber mantenerlo. Nadie dijo que fuera fácil, pero ya vamos contando a lo largo de nuestra vida con indicadores e indicaciones para no sentirnos solos e incapaces de lograrlo.
Lo que si ya «huele mal» es la queja, el lamento, el «no puedo», mudo o compartido. Cada día más, la vida nos pone delante unos retos más duros, porque aún nos cuesta pedir ayuda, aceptar que vale la pena intentarlo. Parece que no hemos tocado fondo y que queremos mantener todo un estado de creencias limitadoras, todo un falso poder de control por el «pinche» miedo a lo desconocido. A lo que me pueda pasar, a lo que puedan pensar … Este mundo que hemos creado entre todos está estallando por todos lados, y pidiendo a gritos una profunda transformación de cada uno de nosotros.
Sí, tenéis razón los que estáis pensando que Lou está de genio. Estoy de genio, indignada, diría yo, por eso hoy comento que vale ya de tanta «pereza», de tantas escusas para no hacer nada nuevo, para no salir de la rutina, para seguir manteniendo este «orden social» que atrapa, aprisiona y esclaviza.
Buscar la felicidad es buscarse a uno mismo, dentro de cada uno de nosotros está el Camino. Somos creadores de nuestras trampas, de nuestras limitaciones, por tanto somos responsables de lo que nos ocurre, de cómo nos sentimos y de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.
Y, para terminar, entiendo que responsabilidad no es más que tener capacidad de respuesta. Qué hago hoy, ahora, por estar mejor y así mejorar mi entorno.
Gracias a todos por leerme, gracias a todos por darme el espacio para compartir. Tengo plena confianza, que entre todos vamos a ir aportando un granito de arena cada día respondiendo ante la «prisa del Universo», ante la Fuerza Creativa del Amor, para ir creando un verdadero mundo mejor.